Dos de las criaturas que mas llaman la atención de los niños cuando son pequeños son los dinosaurios y los unicornios, uno de estos fueron criaturas que efectivamente vivieron en nuestro planeta hace millones de años, estos son los dinosaurios, y los unicornios son conocidos como criaturas mitológicas que vemos en múltiples libros y películas. Algunos niños pueden generar un sesgo donde creen que los dinosaurios por ser criaturas feroces y poderosas solo pueden gustarle a los niños y como los unicornios al ser criaturas mágicas y llenas de color solo pueden gustar a las niñas. Pues una pequeña niña llamada Rea, hija de la autora Eva Chen, le pregunta un día a su madre ¿Si soy niña solo me pueden gustar los unicornios y no los dinosaurios?, Rea estaba preocupada porque según sus compañeros en la escuela no le pueden gustar sus dos animales favoritos. Por suerte, su madre le comentó que le puede gustar lo que quiera, y para justificar que un dinosaurio y un unicornio pueden vivir en unidad, escribió el libro: Roxy Rex, el último unitario rex, una criatura mitad tiranosaurio rex, mitad unicornio.
Roxy Rex nos lleva en sus aventuras y sus días como el último unisaurio, donde su madre la tiranosaurio le enseña a tener un gran apetito, a sonreír constantemente para mostrar sus enormes dientes y a solucionar sus problemas emocionales con su roar. Por otro lado su padre el unicornio le brindo su preciosa melena, su cuerno y todos sus brillos. Con este libro Eva Chen pretendía no solo enseñarle a los niños que un dinosaurio no necesariamente tiene que influir solo en el género masculino y agradar solo al niño por ser rudo y poderoso y como un unicornio por ser sensible y colorido no necesariamente está destinado al género femenino, muestra como estos dos animales le pueden gustar a todos sin importar su género.
Este libro es perfecto para enseñarles a tus hijos que tienen el poder en sus manos, pueden encontrar magia en cualquier cosa, y sin importar su género se pueden enamorar de cualquier cosa sin que nadie les rotule o limite lo que les debe o no gustar. Dejar la mente abierta de un niño para que decida de acuerdo a sus gustos, es permitirle tener un desarrollo en equilibrio y armonioso en sus aspiraciones.
