La importancia del respeto

El respeto abarca todas las áreas de nuestra vida, e incluye: el respeto hacia nosotros mismos, respeto hacia todas las personas independientemente de su condición, respeto a los padres, a los profesores, a los mayores, respeto hacia las leyes y normas sociales y a las personas que velan por su cumplimiento, respeto hacia los bienes de la comunidad, y respeto por la vida, la naturaleza y los animales. Gracias al respeto y al reconocimiento mutuo de derechos cultivamos relaciones sanas y enriquecedoras, que son la base de una convivencia amable y pacífica.

Aprender a aceptar las diferencias y comprender que estas nos enriquecen es también una de las labores de la educación en el respeto. Si nuestros hijos entienden que todas las personas somos igualmente valiosas independientemente de nuestra cultura, origen social, religión, orientación sexual o condición física y mental, se comportarán con respeto y consideración con todas ellas.

Los niños no nacen con prejuicios. No discriminan ni les importa el origen de otro niño, su cultura, o sus capacidades. Sin embargo, pueden adquirir de su entorno prejuicios que les lleven a discriminar o infravalorar a otros niños por considerarles diferentes. Por el contrario, un entorno abierto y respetuoso con las diferencias, fomenta en los niños una actitud tolerante y respetuosa hacia la diversidad.

El miedo a lo desconocido a veces nos provoca un rechazo irracional hacia aquello que no conocemos y que es diferente a nosotros. Sin embargo, si conocemos al “diferente” y empatizamos con él (por ejemplo, un niño con discapacidad motora, o un compañero de otro país que no habla nuestra lengua), seguramente nuestros prejuicios y temores desaparecerán.

Estas les enseñan cómo comportarse en cada momento y les ayudan a sentirse seguros y protegidos. A medida que empiezan a socializar en otros ambientes (colegio, parque…) aprenden las normas que regulan las interacciones sociales y el trato que le debemos a los bienes colectivos y al entorno. Por ejemplo, aprenden que no pueden golpear a otros niños, que los papeles se tiran en la papelera, que en la sala de espera del médico no se grita ni alborota, que no se pueden llevar el cubo de otro niño con quién jugó en el parque, o que tienen que darle la mano a sus padres para cruzar la calle.

Los niños aprenden las normas poco a poco y es normal que en ocasiones las rompan para experimentar las consecuencias. Forma parte de su proceso de aprendizaje. A veces, romper una norma y experimentar sus consecuencias, les ayuda a entender verdaderamente la importancia que tiene y a cumplirla a partir de ese momento. Aquellos niños y jóvenes que interioricen y comprendan el valor real de las normas, en el futuro serán personas más conscientes y responsables que probablemente evitarán realizar conductas de riesgo, como exceder la velocidad límite de velocidad al volante o conducir bajo los efectos del alcohol.

Photo by William Fortunato on Pexels.com
Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s