Jugar no solo significa divertirse, también es una actividad que ayuda a que los más pequeños de la casa se desarrollen en múltiples aspectos. De hecho, si se observa bien, los padres pueden aprender mucho de sus hijos ya que en estos momentos los niños muestran sus preferencias, elecciones e incluso pueden dar indicios de su comportamiento social o introvertido.
En definitiva, el juego puede convertirse en una forma muy efectiva de conocer la personalidad de los más pequeños de la casa. Desde la Universidad Nacional Autónoma de México se anima a los padres a prestar más atención durante estos momentos para poder conocer mejor a sus propios hijos e incluso poder detectar posibles problemas que estén lastrando el desarrollo de los mismos.
Desde esta universidad se recuerda que el desarrollo infantil está vinculado con el juego, ya que además de ser una actividad natural, también participa en la construcción de su personalidad y en el dominio de habilidades sociales, entre otras muchas cosas. Durante estas actividades el niño muestra distintas capacidades emocionales, como puede ser la empatía o el trabajo en equipo. Hay quienes incluso piensan que la forma en la que se desarrolla el juego puede decir más que la propia.
Además, el juego también puede ser una demostración de la capacidad de imaginar que tiene el niño y una muestra de sus valores e intereses. Muchas de estas actividades significan la imitación de un ídolo: futbolista, cantante, piloto de un avión, etc. ¿Qué ha llevado al niño a asumir este rol? ¿Es capaz de imaginar este mundo? De igual manera los roles de los niños durante el juego también puede decir mucho. Un buen ejemplo es ver si es capaz de asumir cualquier papel o hay algunos con los que no se divierta como con otros.
