¿Qué ocurre cuando mamá y papá pelean?

Uno de los recuerdos más frustrantes y desagradables de la vida de un niño es oír una pelea entre mamá y papá. Presenciar un intercambio de palabras o acciones que pueden destruir el autoestima de un ser humano, observar como estas dos personas que tanto amamos y que viven para ser un ejemplo a seguir se agreden mutuamente y no saber qué hacer o peor no poder hacer nada. No comprendemos en ocasiones las razones de las peleas pero qué es un mundo sin discusión o sin diferencias, pero esto no justifica la idea de discutir en frente de los hijos. Las discusiones entre los padres dejan huella en los niños. No sólo les hace daño verlos pelear y decirse cosas feas, sino que los padres que se pelean perjudican la capacidad de los hijos de reconocer y regular sus propias emociones.

Un estudio realizado en el 2014 por la Universidad de Nueva York explica cómo la agresión entre los padres moldea negativamente la respuesta emocional de los hijos. Los afecta mas que cualquier otra persona ya que hay una relación directa y mas cuando somos pequeños buscamos apoyo emocional en nuestros padres, así que cuando identificamos que hay un conflicto nos sentimos atacados indirectamente. Cuanto más prolongada era la exposición a la agresión, mayor era la dificultad de los niños para regular sus propias emociones de tristeza, abandono y miedo, lo cual los puso en mayor riesgo de presentar síntomas de ansiedad y depresión más tarde. Y podríamos decir que una de las capacidades mas importantes en un niño es el desarrollo de su inteligencia emocional, lo que es difícil cuando se encuentran en un entorno tóxico desde la perspectiva emocional.

Probablemente todos los padres hemos discutido alguna vez, es normal. Y aunque intentemos controlarnos o hacerlo en privado por no herir a los hijos, muchas veces somos incapaces de frenar el impulso. Muchos adultos suelen decir que para mantener una relación estable es necesario expresar las diferencias entre pareja. Personalmente al ver una pelea entre mis padres lo primero que hacia era fantasear en cómo les iba a decir lo molesta que estaba con ambos por dejarme escuchar discusiones o por obligarme a conocer este lado negativo de una relación. Como adultos debemos tener presente que cómo niños solemos ser emocionalmente empíricos, sentimos alegría, tristeza o enojo cuando nuestra familia se siente de esta manera, incluso pueden sentirse culpables si se discute por algo relacionado con ellos.

La comunicación con nuestros hijos es el recurso más valioso que tenemos. Por tanto, si ha sido una discusión pasajera podemos explicarles tranquilamente que a veces papá y mamá se enfadan pero eso no significa que dejen de quererse ni de quererle. Pedir disculpas por el mal rato tampoco estaría de más. Esto es lo mejor que podemos hacer, presentar el lado positivo en cada instante para que no se sientan vulnerados.

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