Desde pequeña la festividad o momento del año que con mas ansia esperaba era la navidad, era esa ocasión que llenaba la casa de luces, colores y todo tipo de decoraciones. La idea de un árbol dentro de casa lleno de decoraciones y luces me hacia vibrar y emocionarme como no se imaginan, pero dentro de toda esta conmoción y maravilla de navidad siempre venia una expectativa: la idea de un regalo de navidad bajo ese árbol precioso, ya sea el Niño Dios o Santa Claus, dábamos por hecho que en la mañana después de navidad nos encontraríamos con objetos, juguetes y demás elementos que «hacen» la navidad, cuando en realidad la union en familia y el amor es lo que llena nuestros corazones y hacen de la navidad tan especial.
Ya es una tradición que cada año por lo menos habra un regalo bajo el árbol, pero año tras año la expectativa crece, en mi caso al hacer la carta al Niño Dios, agregaba unas cosas tan absurdas que no se conseguían en el país donde vivía, pero como siempre me habían vendido la idea de este Niño que lleva regalos alrededor del mundo, siempre pensé: «Si viaja alrededor del mundo tan fácilmente, podría hacer una parada en Japón para traerme un Pokemon», ya se imaginaran lo difícil que era para mis padres satisfacer los deseos de navidad de una niña de 5 años con acceso a internet y a los catálogos de regalos internacionales. La navidad se ha convertido en esta excusa para consumir de manera colosal, si lo pensamos desde un punto de vista económico, la mayoría de los padres se endeudan o logran el nivel de estrés mas grande del año en navidad. Te preguntaras ¿Porque? ¿Que ocurre ahora que no ocurríamos antes?, Pues te cuento que la simple idea de tener que comprar una lista de regalos para los hijos es suficiente, con esto vienen las cenas, vacaciones y demás gastos.
Antes la navidad era esta época en la que recibir era lo mejor, teníamos todo en la mesa, multiples regalos y ni éramos conscientes de dónde venían. Cuando yo me di cuenta de que mis padres eran los que me traían los regalos, es como si estuviera viviendo una obra de teatro donde dos personas se enamoran y se cae el telón y me doy cuenta que solo era un show. A medida que crecemos y hacemos esta transición de jóvenes a adultos nos damos cuenta que esta blanca navidad en realidad es una excusa para llenarnos de felicidad a partir de objetos y la idea de un compartir.
Siendo honesta, en este punto de mi vida dentro de mis planes esta tener una familia, tener mis hijos y enseñarles y presentarles las maravillas que nos ofrece el día a día, me encantaría presentarles la idea de la navidad desde una perspectiva del compartir, desde una perspectiva de amor, union, esperanza y magia. Lo material se nos ha presentado como una tradición pero si nos ponemos a pensar, para muchos no es una necesidad, simplemente nos acostumbra a una idea absurda de perfección y abastecimiento que no es solo falsa, sino que idealiza una época tan especial como el momento para «Destapar regalos», hemos perdido el significado de la navidad. Si le pregunto a mi familia, amigos o conocidos si disfrutan la navidad, muchos me dirán si, pero la frase que oigo que se repite constantemente es «Pero no es lo mismo que antes». No puedo definir o determinar tradiciones que entren en las expectativas de cada individuo pero creanme que si nos enfocamos en las emociones y la vibra que nos hacia sentir la navidad en vez de que debo comprar o que quiero recibir para ser feliz, volveríamos a tener mágica navidad.
Recuerda cómo dijo Hamilton Wright Mabi: “Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor”.