Los seres humanos somos seres curiosos, nos gusta aprender cosas nuevas, explorar y tener nuevos conocimientos y aprendizajes, descubrir nuevas habilidades y talentos; no siempre vamos a tener éxito la primera vez, a veces debemos tener múltiples intentos para poder triunfar. El problema es que somos seres humanos, no somos perfectos y por esta razón a veces solemos “tirar la toalla”, rendirnos o frustrarnos. Hoy queremos hablar de la importancia del fracaso, cómo el caernos nos va a ayudar a levantarnos más fuerte que nunca, recuerda siempre decirte a ti mismo, a tus hijos/as, hermanos/as, padres, madres, amigos o conocidos que el verdadero valor no esta en triunfar sino en intentar, es preferible decir lo intenté a no haberte atrevido a hacerlo. No intentar es el verdadero fracaso.
Como padres solemos querer que nuestro hijo/a sea lo mejor en todo lo que hace, pero siempre debemos pensar: ¿Estoy presionando a mi hijo/a para que sea lo mejor? O ¿Estoy inspirando a mi hijo/a para que intente y no tenga miedo a fallar? Alguna vez has visto que tu hijo/a no quieren hacer algo nuevo y divertido pero que se ve un poco complicado, pues probablemente es porque tiene miedo a fallar, miedo a que pasará algo malo si no logra triunfar. Pues les diré que ganar es interesante pero perder también es importante, perder no solo nos enseña a ser mas fuertes, sino que nos enseña a superarnos a nosotros mismos, nos enseña a luchar por lo que queremos y nos brinda satisfacción cuando vemos que todo el esfuerzo que hemos puesto ha dado frutos.
Les voy explicar esto desde un punto de vista más personal, mi experiencia del colegio siempre fue muy gratificante, siempre sacaba buenas notas, no perdía exámenes, nunca tuve un problema de convivencia, nunca perdí una asignatura, ni quedé reportada por notas bajas, podríamos decir que se me daba muy bien la escuela gracias al apoyo que mis padres me daban. Cuando cursaba octavo grado un día decidí que quería cambiar de colegio, yo sentía que no aprendía lo suficiente, que no veía asignaturas como filosofía, química, física, entre otras; que otros colegios ya lo estaban viendo y yo no tenía ni idea de que se trataban dichas asignaturas. Mis padres me apoyaron y me ayudaron a buscar un nuevo colegio, llegué a un colegio donde habían muchos mas estudiantes pasé a estar de un salón de 15 estudiantes a uno de 35, el cambio no fue para mi una experiencia fácil y tan maravillosa como lo imaginaba, resulta que no solo no tenia el conocimiento de asignaturas como filosofía, física o química, desconocía todo. Eran conocimientos avanzados para mi, cosas que no había visto nunca se me cruzaron y empecé a ver que al parecer no era tan buena como yo creía. Había momentos en que me frustraba, ya no recibía las mejores notas posibles, sino que apenas pasaba exámenes, estudiaba toda la noche con mi papá y mi mamá para ver si podía comprender mejor los temas, en ocasiones había momentos en que eran las 11:00, 12:00 de la noche y seguía estudiando matemáticas con mi papá el en estudio y quebraba en llanto. Pero hay algo que nunca voy a olvidar de esta experiencia y es que ni mi padre, ni mi madre me presionaron para “triunfar”, ellos solo me decían que lo mas importante era mi salud mental y mi felicidad, que no me estresara, ni que me frustrara, que yo no tenia porque medirme con los conocimientos de otras personas que llevaban tiempo estudiando estos temas de los que yo no tenía ni idea. Poco sabría que ese semestre poco a poco intentando todos los días empecé a subir mis notas hasta el punto de quedar en el cuadro de honor por esfuerzo y dedicación.
Con esto me di cuenta que necesitaba caerme para levantarme y aprender algo nuevo, no siempre podremos ser los mejores, pero si podemos ser persistentes y ser los mejores en intentarlo. Rendirnos no nos da nada, no nos va a dar felicidad ni satisfacción. Recuerda que si no lo intentas quedarás toda la vida con un sin sabor en el que te preguntaras ¿Qué habría pasado si por lo menos lo hubiera intentado?