CALAMBUR

Un calambur es un juego de palabras que consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinto modo sus silabas.

El calambur más famoso de la historia de la lengua castellana se atribuye a Quevedo que llamó «coja» a la Reina sin que se ofendiera.  Lo consiguió presentándose ante la Reina con una flor en cada mano y el siguiente calambur:

Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.

(Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja).

Calambures de autor desconocido:

Entreno en coche deportivo/ en tren o en coche deportivo

Dicen que su padre es conde/ dicen que su padre esconde

Salió a oscuras y en celada/ salió a oscuras y encelada

Yo lo coloco y ella lo quita/  yo loco, loco y ella loquita.

Si yo lo quito, ella lo caza/ si yo loquito, ella locaza.

¡Ave! César de Roma/ A veces arde Roma

Entrever desaires/ Entre verdes aires

Ser vil, letal, impía/ Servilleta limpia

Di amante falso/ Diamante falso

Ato dos palos/ a todos palos

No sea burra/ No se aburra

María es pía/María espía

De rechazo/ Derechazo

Echa té/échate

El dulce lamentar de dos pastores /El dulce lamen tarde dos pastores

(Garcilaso de la Vega.  Égloga).

«…un canasto de huevos comprar quiero,

para sacar cien pollos, que al estío

merodeen cantando el pío, pío»

«…un canasto de huevos comprar quiero,

para sacar cien pollos, que al estío

me rodeen cantando el pío, pío».

Feliz María de Samaniego .  La lechera.

Con dados ganan condados (Góngora)

A este Lopico lo pico yo (Góngora)

(«Lopico» es Lope de Vega)

Y mi voz que madura

y mi voz quemadura

y mi bosque madura

y mi voz quema dura.

(Xavier Villaurrutia. 1903-1950)

Fragmento de «Nocturno en que nada se oye».

«Conque dice que es conde?  Querrá decir que esconde algo…»

(Benito Pérez Galdós.  El caballero encantando).

Lo que sea menester/lo que se ame en Esther

Eduardo Abel Giménez

Castilla, París, tea, dado,

amor, osa, lamas, cara,

muestra, portal, ala, corte,

atún, oblea, viso, pasa.

Castilla, París te ha dado,

amorosa, la más cara

muestra.  Por tal, a la corte

a tu noble aviso pasa.

(Francisco de Isla).

Un calambur múltiple de Fabio Cohene que juega con gran maestría con las tildes, «eses», «ces», «zetas» y «haches»:

Asesinada

¡A Ceci nada!

A cecina, da

As es y nada

¡Haz hez y nada!

Ase, sí, nada

Asé, sí, nada

Asé sin hada

Ase sin hada

Ase sin Ada

Asé sin Ada

Hace, sí, nada

Hace sin hada

Hace sin Ada

Ases y nada

Haces y nada

Asesina da.

Tu amor osó tocar mi corazón de lata

Tu amoroso tocar mi corazón delata.

(Autor José Ángel Madrid)

Si no tenemos en cuenta las «haches»

Homero/¡Oh, mero!

Alambre/Al hambre

Ayuntamiento/Hay untamiento

Acá vamos, para allá/Acabamos ¡para ya!

Si el Rey no muere, el Reino muere (Alonso de Mendoza).

Serafín/ ser afín.

(Martín Gardner.  Inspiración ¡Ajá!.  Editorial Labor S.A., página 155, Barcelona, 1981).

Una dama salada/un hada más alada/una da más al hada/ una dama, ¡sal hada!.

Ayuna los viernes, por supuesto/hay una los viernes por su puesto.

María no compró la más cara/ Mariano compró la máscara

Están para dos estampar a dos/ Están parados.

Ve, integrados/ve integra dos/veinte grados

Isabel legará su casa/Y sabe llegar a su casa

Pensé: ¡qué memoria!/ ¡Pensé que me moría!.

Útiles de jardinero/ útil es dejar dinero

María no estudia/ Mariano, ¡es tu día!

Se lo di, señorita/ Se lo diseñó Rita

Elena no es tu día/el enano estudia

Sabes depilar?/ Sabes de Pilar?

Con desayuno/  condes hay uno

El condenado/ el conde nadó

Dos parados/dos para dos

Lo vio lento/lo violentó

Serenata/seré nata

Es su eco/ Es sueco

Toma té/ tomate

El calambur es frecuente en las adivinanzas:

Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera (La pera)

Oro parece, plata no es (El plátano)

Dicen que son de dos, pero sólo son de una (los dedos)

No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las vez llegar furiosas, o la ves mansas llegar. (las olas)

Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y lo sabrás.  (Oslo y Noruega).

Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes. (El hilo)

Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir (la tela).

Ya ves, ya ves, tan claro que es.  No me la adivines de aquí a un mes (las llaves)

Escriba y escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (la criba)

Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (La criba)

Yo, yo me subo, yo, yo me bajo;  si lo adivinas eres muy majo (el yoyo)

Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón;  nunca me baño en el Rhin, pues soy el mismo del fin. (el delfín).

En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he dicho. (el yate).

«Sí mona, así te quiero», un galán aseguraba y a su dama así le daba, astuto, su nombre entero. (Simona).

¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa (la capa).

Míralo del derecho y del revés, viene y va: va y viene.  Si taba no es.  Qué será? (El tábano).

Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan.  Aunque no quieran creerlo, mi nombre completo es cuadra. (La escuadra).

Es puma, no es animal:  flota y vuela…qué será? (la espuma)

Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al punto. (El estoque).

Lana sube, lana baja, sabrás qué es si cambias la be. (la navaja).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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