Si en algo coinciden pedagogos, psicólogos y sobre todos maestros, es que los niños y las niñas deben tener unas normas y límites claramente definidos. Esto les indica el camino y les hace saber por dónde pueden moverse y hasta dónde deben llegar, sin que por ello, alguna vez tropiecen en ese camino. Pero, ¿cuál es la forma más efectiva de establecerlos ? ¿Se pueden poner normas y límites a los niños desde el juego? ¿Qué pasos hay que seguir?.
Estos primeros límites y normas son los que, en principio, deben venir de las propias casas y del ambiente familiar, y digo ‘en principio’ porque en muchas ocasiones no es así. A menudo se adoptan normas en la familia que se copian de la escuela o del deporte o de alguna actividad que realiza el niño. Los niños son los primeros necesitados en que estas normas se establezcan en primer lugar desde la familia.
En los colegios estas normas y límites suelen estar bastante bien marcadas, por lo que los niños y niñas saben cuál es el ‘surco’ por el que deben caminar y cuál es la frontera que no deben pasar, y si la pasan saben sobradamente cuál será la consecuencia a la que se enfrentan, y además suelen ser mas fáciles de cumplir porque son normas a nivel grupal que todos cumplen, y las correcciones, por norma general, suelen venir de sus iguales.
Algunas maneras de establecer limites a través del juego son:
1. Establecer cuál es el límite o la normal que queremos poner, vamos a marcar una norma para unos niños de tres años, el límite es: A mamá y a papá no se les grita, ni se les pega.
2. Explicar con claridad el límite que deseamos pone
‘A mamá y a papá no se les grita ni se les pega’. Ese podría ser una norma o límite, pero estaría mal redactada. Necesitaríamos que estuviera explicada en positivo para que esté cargada de valor. No podemos olvidar que el lenguaje y cómo les hablamos a nuestros hijos es muy importante.
Por lo tanto, podríamos establecer que la norma sería: ‘A mamá y a papá se les habla con cariño y se les abraza’.
3. Repetimos la norma hasta que todos los miembros de la familia la conocen
Una vez que tenemos la norma o límite formulada en positivo y se la hemos dicho a nuestro hijo/a, lo que hacemos, como si fuera un juego, es que cada miembro de la familia debe repetirla 3 veces una primera vez con su propia voz y las otras dos con la voz de alguien conocido (un abuelo, una abuela, un personaje de dibujos, un primo etc.). Así, en plan de diversión, la norma va calando en la familia y sobre todo en el niño.
