¿Cómo acompañar la lectura responsable en nuestros hijos?

Leer con nuestros hijos no es solo sentarlos con un libro en las manos y esperar que ocurra la magia. Leer es una aventura compartida, un momento que puede ser tan divertido, enriquecedor y hasta un poco travieso, como necesario. Pero para que esta experiencia sea realmente valiosa, es importante acompañar, guiar y elegir con cuidado qué leer.

Primero que todo, hay que entender que no todos los libros sirven para todas las edades, por más que tengan una portada llena de colores y dibujos lindos. Ahí está el primer reto: no dejarnos engañar por la apariencia. Muchas veces, los libros con temas complejos o dirigidos a públicos adultos vienen envueltos en ilustraciones muy “amigables” o portadas que parecen diseñadas para niños. Y si no estamos atentos, podemos terminar entregándoles a nuestros hijos lecturas que no están listas para digerir, con contenidos que pueden confundirlos o incluso asustarlos.

Por eso, antes de abrir ese libro, vale la pena dedicar unos minutos a revisarlo: leer la sinopsis, echar un vistazo rápido a las ilustraciones, y sobre todo, evaluar si el tema es adecuado para la edad y la sensibilidad de nuestro hijo. No se trata de censurar o limitar, sino de acompañar y proteger. Porque cada niño tiene un ritmo y un nivel de comprensión diferente, y un libro que para uno puede ser fascinante, para otro puede resultar complicado o incómodo.

Pero elegir bien el libro es solo el principio. El acompañamiento es la clave para que la lectura sea una experiencia enriquecedora. Eso implica estar presentes, no solo físicamente, sino emocionalmente. Leer juntos, hacer preguntas sobre lo que están viendo y entendiendo, escuchar sus opiniones y dudas, y compartir nuestras propias reflexiones. Así la lectura deja de ser una actividad pasiva y se convierte en un diálogo, en un puente entre el mundo del libro y el mundo del niño.

También es importante que la lectura no se vuelva una “obligación feliz”, esa frase que muchas veces escuchamos: “es que me encanta que mi hijo lea, así que lo dejo con cualquier libro, aunque no lo entienda del todo”. Leer solo para que lean no alcanza. Hay que buscar calidad, sentido y disfrute real. Por eso, si notamos que un libro no les interesa o les genera confusión, está bien pausarlo o cambiarlo por otro que se adapte mejor a ellos. La lectura responsable es respetar su proceso, sus tiempos y sus emociones.

Además, leer juntos nos da la oportunidad perfecta para enseñarles a nuestros hijos a ser lectores críticos. A cuestionar lo que leen, a reconocer cuando una historia no les cuadra, o cuando un personaje no actúa bien. Esto ayuda a construir su criterio, a fortalecer su autonomía y a que entiendan que no todo lo que está escrito es verdad absoluta, sino un mundo para explorar y cuestionar.

En definitiva, leer con nuestros hijos es mucho más que pasar páginas. Es acompañarlos en ese viaje donde las palabras cobran vida, donde las preguntas se vuelven aventuras y donde, con nuestra presencia atenta y amorosa, los ayudamos a crecer como lectores conscientes y felices.

Así que la próxima vez que elijan un libro, recuerden: no basta con que tenga dibujos bonitos o un título llamativo. Más importante es que ese libro sea un buen compañero para nuestro hijo, un amigo que lo acompañe en su etapa, que le abra ventanas y le haga sentir que leer es una fiesta para la mente y el corazón.

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