Cuento sobre valores: VERDAD

Rosa estaba muy enojada con su hijo Luisito, de la escuela la habían llamado porque robó a la secretaria del Coordinador dos resmas de hojas, días anteriores habían tenido los niños de su salón una serie de hurtos, sin que nadie respondiera por los hechos.  Luisito ocasionalmente aparecía con dinero en la escuela e invitaba a los compañeros a refrigerio, la mamá del niño dijo que en casa también había tenido perdidas de dinero, cuando le preguntaron a Luisito, él sencillamente lo negó.  Molesto por dicha situación dijo que no tenían derecho a culparlo sin pruebas; el coordinador les puso un video donde lo grabaron hurtando las resmas de papel, inmediatamente él acepto, pero agregó que era primera vez que lo hacía.  La maestra trató de calmarlo y hacerle comprender que si lo seguía negando entonces nunca iba a aprender, además le dejó claro que él tenía doce años, pero que cuando fuera mayor de catorce años ya tendría que responder en responsabilidad penal, además, dijo la maestra, te ha pasado lo del pastorcito mentiroso que por mucho que digas que no fuiste tú, ya no te creemos.  El niño quedó con una matricula condicional y la madre del niño estuvo alerta a su dinero en casa, le quitó videojuegos y celular por quince días, después de ese llamado de atención en el salón de Luisito, ningún compañero volvió a perder sus objetos. Un día a la puerta de la casa de Luisito fueron a tocar, era el señor de la tienda a quien su madre hacía días le debía un dinero, Luisito se asomó por las cortinas y cuando su madre le preguntó quién era, el hijo le dijo que el señor de la tienda, ella inmediatamente le dijo a su hijo que saliera y le dijera que no estaba, que estaba fuera de la ciudad y demoraba ocho días en regresar.  Luisito, la miró sorprendido y le dijo:  mamá ¿Qué diferencia hay entre lo que tú haces y lo que yo hago?, definitivamente la mentira la he aprendido de ti, así como vienes a exigirme o a regañarme cuando no tienes autoridad.  La mamá de Luisito agachó la cabeza y se fue a abrirle al señor de la tienda al que le dijo que podía pagarle en una semana.  La madre de Luisito fue a pedirle disculpas pues efectivamente la mentira la había aprendido de ella.  A partir de ese día ambos aprendieron la lección y nunca más volvieron a mentir.

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