Trotamundos iba por el mundo con su canal de YouTube, había recorrido kilómetros y kilómetros de distancia, siempre había querido conocer las diferentes culturas y los modos de crianza de los hijos en las familias, eran muchas las inquietudes que tenía y se preguntaba ¿qué diferencia habrá en cada familia de cada continente? ¿Será que todas las familias son tan afectuosas en todas partes? ¿todos los niños de todos los continentes jugarán igual, buscarán las mismas diversiones y juegos?, ¿Qué oportunidades tienen los niños en cada país y en qué países no son atendidos adecuadamente? ¿Los niños pobres del mundo serán infelices y los niños ricos del planeta serán muy felices?, en fin, preguntas que se iba haciendo en cada viaje y que lentamente iba resolviendo, A Trotamundos le escribían muchos seguidores unos le decían eres un soñador, otros eres un loco y muchos otros lo admiraban pues lo veían muy valiente, yendo y viniendo con poco dinero, sin hablar el idioma de muchos países, tan sólo el inglés, buscando corazones generosos que lo escucharan y lo ayudaran, y pues también Trotamundos sabía corresponder tanta generosidad siempre buscaba lo mejor con cada país, hablaba de lo positivo de cada uno, cuando llevaba tres años viajando por el mundo, tenía tantos seguidores que el dinero llegaba sin ninguna dificultad y Trotamundos tocado en su corazón por muchas familias a las cuáles había conocido y con quién había establecido fuertes vínculos, empezó a ayudarles de diversas formas con educación, alimentación, aportando para hacer pozos de agua, con paneles de energía solar, con emprendimiento, en fin fueron tantas las ayudas brindadas, que aún hoy día lo hace, su corazón es tan grande que para él no hay fronteras, para él lo más importante es brindarle a las personas una vida digna, Trotamundos se ha hecho tan famoso que las personas le siguen abriendo no sólo las puertas de sus casas, sino sus corazones. Aquella persona que entrega de forma desinteresada y generosa, recibe de lo que siembra.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Generosidad»Categoría: Cuentos
Cuentos sobre valores: Honestidad
Matías durante una semana se observó desmotivado y cansado, llegaba a la escuela a dormir, un día la maestra al ver esa constante en el niño se le arrimó y le dijo Matías ahora que termine la clase debemos conversar, una vez dicho esto, el niño se volvió a dormir encima del escritorio, la maestra no le llamó la atención porque sabía que algo sucedía con él, cuando dialogaron ella le preguntó qué sucedía, manifestándole su preocupación al verlo dormir durante esa semana casi diariamente en su clase, el niño fue muy honesto con su maestra explicándole que se quedaba hasta tarde en el celular de su abuelo jugando videojuegos y que lo estaba haciendo todos los días hasta la madrugada. La maestra preguntó que, si los padres o abuelos no le controlaban los horarios para estar frente a las pantallas, manifestando que no, Matías fue muy honesto con su maestra y dijo que cuando ellos se dormían el cogía sin permiso el celular, por tanto, no se daban cuenta que se quedaba hasta tarde. La maestra al escuchar esto citó a la madre, abuelo y al niño, en ningún momento el niño negó lo sucedido, todo lo contrario contó todo lo que estaba pasando, lo primero que hizo la maestra fue agradecerle a Matías por su honestidad, se le orientó a la familia de poner reglas y generar hábitos saludables en especial a los niños que están en crecimiento, mayor acompañamiento y al niño se le concientizó frente a la importancia de ser responsable con él mismo teniendo horas de sueño apropiados para crecer sanos y fuertes. La familia salió muy comprometida y Matías mucho más, en los días posteriores se le observo más participativo y activo, comprendiendo que el cuidado de la salud es clave para la vida.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Honestidad»Cuentos sobre valores: Optimismo
La rana invitó a cenar a su círculo de amigos más cercano, quería celebrar con ellos cinco años de hermosa amistad, entre ellos pantera, ciervo, elefantito, jabalí, jirafa y la iguana que no puede faltar, les había preparado ricos manjares, aunque un poco medido el alimento, lo había porcionado de acuerdo a tamaños, todos fueron llegando uno a uno, y por último entró la iguana, todo el grupo se llevó una sorpresa cuando ella llegó acompañada de su prima iguanitica, la presentó a sus grandes amigos y en silencio se excusó ante su amiga la rana diciéndole: iba a salir para acá, cuando ¡zas¡ me llegó de sorpresa y como viene de otra ciudad pues no la podía dejar sola y yo tampoco me quería perder tan bello momento. La iguanitica, empezó a mirar a todos por encima del hombro y ponía cara de incomodidad, le dijo a su prima la iguana: ¡ole! que son estos amigos tuyos tan raros, por qué no te juntas con animales de la misma clase tuya, acá realmente siento que ¡chillamos y sobramos!; la iguana trató de calmar a su prima iguanitica y le dijo: ya iguanitica, conócelos y verás lo divertidos y amables que son, realmente son mis mejores amigos; y después de decir eso se fue a bailar con sus amigos, armaron un círculo, la prima iguanitica se quedó en la silla observándolos muy sorprendida y molesta, cuando iguana se acercó le dijo: no darles pena como se mueven todos de extraños y ridículos, iguana suspiro y entre dientes le comentó: ya, tranquila relájate, tú te haces el ambiente, únete a ellos y veras lo divertidos que son; empezaron todos a cantar al Karaoke y la iguanitica se tapaba los oídos, los amigos de iguana le preguntaron que sí estaba enferma y ella respondió: no me gusta tanto ruido y escándalo, vamos es a terminar sordos, así que decidieron apagar el karaoke, cuando se acercó su prima iguana le dijo: ¡ay, no hay derecho! como cantan todos de grotesco, la prima iguana dijo: relájate y únete a la diversión verás lo rico que pasas, ellos son mis mejores amigos; llegó el momento de destapar los regalos que entre ellos se habían dado, estaban felices por tan bellos presentes, iguanitica le dijo a su prima iguana: no puedo creer que se conocen tanto tiempo y se regalen cosas tan feas y ordinarias; iguana suspiró y suavemente le expresó al oído, iguanitica respira hondo y únete al grupo, verás lo divertido que pasas; se llegó el momento de la cena entonces rana y jabalí pasaron repartiendo el alimento, cuando llegaron donde iguanitica, ella se levantó molesta y tiró el plato diciéndoles ¡cómo se atreven darme tan poco alimento! ¿Porque a este elefante le dan tanto y a mí no? La rana inmediatamente se disculpó con iguanitica y le dijo asustada ¡es que tuvimos en cuenta el tamaño!, inmediatamente iguanitica dijo: a mí que me debe interesar el tamaño, deben darme lo mismo. Rana salió corriendo hacia la cocina hasta que la iguana dijo con voz fuerte ¡un momento!, nadie se va a mover excepto mi prima iguanitica, le señaló hazme el favor y te marchas ya de acá, tú grosería y actitud no me la aguanto, nos has maltratado toda la noche con tus comentarios desdeñosos y envidiosos, iguanitica dijo: ¡no puedo creer lo que me estas diciendo!, debes ser leal a mí por que soy tú familia; La iguana al escuchar eso le contestó: yo soy leal a quienes son leales a mí, me tratan con cariño, respeto y amor y entre todos sacaron a iguanitica de la casa. Y cuando ella se fue empezó el karaoke, todos se divirtieron hasta tarde de la noche y se quedaron a dormir en la casa de su amiga la rana.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Optimismo»Cuentos sobre valores: Perseverancia
El gato Topito insospechadamente se había enamorado de Agatha la gata, quien vivía enfrente de su casa, siempre que reposaban en la ventana se veían, sin embargo la gata Agatha no se había percatado de su presencia, pese a que era un gato grande, espléndidamente blanco, con ojos verdes claros, muy suave y tierno, un tanto tímido, en pocas palabras era ¡precioso¡ todo un príncipe gatuno; cuando las visitas llegaban a la casa donde vivía, salía corriendo temeroso a esconderse y por nada del mundo dejaba que lo tocaran, dormilón y muy comelón, pero de croquetas, porque no le gustaba cazar y menos comer animales, disfrutaba de la presencia de un adulto mientras comía y en especial cuando podía acariciar con su pelaje los zapatos, ¡sólo los zapatos! porque no le gustaba sentir la piel del humano; Agatha la gata era muy diferente en su obrar a Topito, le gustaba ser acariciada por todos los que se le arrimaran y la cogieran, amaba la casería, se había vuelto muy cercana a dos gatos del barrio, ambos muy rudos, y no se sabía en que casa realmente habitaban, todo el día deambulaban, algunos decían que eran gatos callejeros. Topito les tenía miedo, uno de ellos en alguna ocasión logró entrar a su casa y lo revolcó, lastimándolo y de su hermoso pelaje fueron arrancados un manojo de pelos, desde ese día andaba muy prevenido. Pese a que Agatha la gata mantenía en compañía de ellos, Topito no quería desistir de su cortejo, lentamente empezó a llamar la atención de ella, Topito lamía durante horas su pelaje, trataba de maullar fuerte, cosa bien difícil, ya que su maullido siempre fue suave y se desvanecía con el viento, más bien con un tono muy por debajo de los maullidos de los otros gatos, brincaba eventualmente sobre la ventana, o giraba tratando de agarrar su cola, elevaba las patas por la reja, obvio mirando que no estuvieran esos dos gatos forajidos por allí cerca. De tanto perseverar, Topito un día logró que ella se fijara en él, durante largo rato, y a partir de ese día jamás dejó de fijar su mirada en él, Agatha la gata veía un gato diferente a los demás gatos, muy limpio, blanco como algodón, suave y tierno, hasta que lentamente cupido llegó a sus vidas, ambos quedaron enamorados. Ahora Topito y Agatha la gata tienen dos hermosos gaticos y se la pasan entre las dos casas quienes los quieren, aman y cuidan, de los gatos forajidos jamás se volvió a saber de ellos.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Perseverancia»Cuentos sobre valores: Privacidad
A las 8:00 de la mañana cerraron las puertas de la escuela Felicidad, y aún en el salón 6C faltaba Curramba, era un día decisivo porque estaban en exámenes finales, Joao preguntó por él, aún no había llegado, su compañera Melao dijo en voz alta, ahora que pasaba por su casa vi que les estaban secuestrando los bienes, tengo entendido que su papá y mamá están sin trabajo, y endeudados hasta el cuello, escuché a mis padres que dijeron que el señor hizo unos malos negocios y que no tuvo en cuenta a su familia, negocios que lo llevaron a deprimirse y tomar demasiado licor, tanto es así chicos que perdió su empleo, por irresponsable y la mamá ya unos días atrás había renunciado al trabajo, porque estaba dizque con ataques de ansiedad; ¡hum! Pues la verdad con esta situación yo ahora sí creo que se ponga más ansiosa, a veces pienso que era por no trabajar, ¿ustedes que opinan chicos al respecto? Todos estaban en silencio escuchando y con los ojos muy abiertos, realmente estaban aturdidos de escuchar a su compañera Melao decir las cosas sin filtro. Melao al verlos dijo, pero ¡si es la verdad!, yo creo que…y fue interrumpida inmediatamente por su compañero Joao ¡ey, para ya! Estoy sorprendido de ver la manera tan indignante como hablas de la vida privada de nuestro compañero Curramba, que poco compasiva frente a una situación tan difícil, pues si tanto te importa porque más bien no vas y les ayudas a solucionar sus problemas económicos y emocionales, ¿Quién te crees para hablar de forma tan desprolija de una persona y más de nuestro compañero que ha compartido con nosotros más de cuatro años? Los compañeros también reaccionaron y dijeron: sí, Joao tiene razón tus chismes y comentarios dañinos no llevan a ninguna parte, la verdad si eso eres tú, como serán tus padres, pues en últimas son ellos los que te han educado, Joao dijo: ¡Le diré a mamá que no vuelva a tu casa! No vaya y termines contando las cosas de índole personal a otros, si es que no lo ha hecho ya, y la verdad no lo dudaría ni un segundo, no sabes ¿que eso va contra la ley dañar la integridad de un individuo? Joao se dirigió al grupo ¡Chicos! Ahora voy donde Curramba para apoyarlo, ¿Puedo contar con ustedes? Y los compañeros dijeron al unísono: Sí.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Privacidad»Story: Respect
One day in April, a new student named MinLing arrived at La Esperanza School at just 11 years old. His heart raced at such a young age, feeling scared and timid as he had to face a new culture and new classmates. He only understood the basics of the language. When his teacher introduced him to the group, she said, «Children, I present a new classmate who comes from very far away with his family, from a continent called Asia.» Everyone looked at him attentively—some in admiration of his bravery, others with a desire to get to know him. However, there were those who exchanged looks and laughed. One of them imprudently said, «Teacher, I would like to ask Minmin if it’s true that all little Chinese people eat dogs.» The teacher looked at the child calmly and went to the board, drew a globe, and pointed to the continents, saying, «Look, on our planet, we have five continents: ours, America, and also Europe, Africa, Asia, and Oceania. MinLing comes from the Asian continent, specifically from South Korea.» She showed them where China and South Korea were on the map, clarifying that he is not Chinese but Korean. She immediately asked the boy, «Are you Mexican?» The boy responded promptly, «No, I’m Colombian. So, you don’t like being called from another country?» The boy again said to his teacher, «No, I am from Colombia.» The teacher then said, «Well, just as you like to be called Colombian, he likes to be called Korean. That’s why it’s important to listen first, and if he doesn’t say where he’s from, you can ask him. Besides, it doesn’t matter where we are from; we are all citizens of the world, and people deserve respect.» She also told them that his name is Minling, not Minmin. If he forgets, they can ask again, or he can spell it on the board. She asked Jair, «Do you like being called Jaja?» The boy sighed and said, «No, my name is Jair, and I like my name.» The teacher explained that Minling also likes his name and asked, «What makes you different from him?» Jair looked sadly at the floor. The teacher told Jair that in Colombia, people eat snakes, mojojoy, frog legs, guinea pigs, big-bottomed ants, possums, and many other foods depending on the region and culture. She asked, «Why judge the gastronomy of each region?» Jair looked at the teacher with tears and said, «Sorry, teacher.» She responded, «No, my child, you don’t need to apologize to me, but to Minling. I invite you to be a host and learn about the cultural richness of his homeland. Likewise, teach him the riches of this country, and both can learn. Remember, rewarding bonds are formed when we respect differences, look at each other with humanity, regardless of race, status, profession, social class, religion, or gender.» The teacher looked at the group and said, «Children, this is not just for Jair; it’s a lesson for everyone.» And please, Jair, tomorrow, I need you to present to your classmates about the value of respect.
Sigue leyendo «Story: Respect»Cuento sobre valores: Respeto
Un día de abril llegó al Colegio La Esperanza un nuevo alumno MinLing con apenas 11 años, sentía su corazón agitado a tan corta edad, asustado y tímido debía enfrentarse a otra cultura, nuevos compañeros, sólo comprendía lo básico del idioma. Cuando su profesora lo presentó le dijo al grupo: – Niños les presentó un nuevo compañero viene de muy lejos con su familia, de un continente llamado Asia. Todos lo miraban detenidamente, unos admirados por su valentía, otros con deseos de conocerlo, sin embargo, no faltaba quienes se miraban y reían, uno de ellos dijo de forma imprudente: – Profesora me gustaría preguntarle a Minmin, ¿si es verdad que en China todos los chinitos comen perro? La profesora miró al niño y de forma calmada y pausada se fue para el tablero, dibujó un globo terráqueo y allí puso los continentes y le dijo mira en el planeta tenemos cinco continentes: El nuestro América, también tenemos a Europa, África, Asia y Oceanía, MinLing viene del continente asiático, específicamente de Corea del Sur y le mostró en puntos donde quedaba China y donde quedaba Corea del Sur, por tanto, él no es chino es coreano, le hizo inmediatamente una pregunta la profesora al niño ¿eres mexicano? Y el niño respondió de forma inmediata: -No, soy colombiano, ¿ósea que no te gusta que te digan que eres de otro País? El niño nuevamente le dijo a su profesora: – No, si soy de Colombia. La profesora le dijo pues bueno cómo te gusta que te digan que eres colombiano a él también le gusta que le digan que es coreano, por eso la importancia de escuchar primero, y si él no dice de dónde es, puedes preguntarle, además no importa de dónde seamos todos ciudadanos del mundo y las personas merecemos respeto. Otra cosa que te quiero decir es que no se llama Minmin, sino Minling si él se presenta y olvidas el nombre le vuelves a preguntar y si no comprendes le pides que te deletree su nombre o lo escriba en el tablero, vuelvo y te pregunto te llamas Jair, ¿te gustaría que te llamaran Jaja? El niño suspiró y le dijo no, me llamo Jair y a mí me gusta mi nombre, pues bueno Jair a él también le gusta su nombre, o ¿acaso que te hace diferente de él? Jair miró triste hacia el piso. La profesora nuevamente le dijo Jair acá en Colombia hay personas que comen culebras, mojojoy, ancas de rana, cuy, hormigas culonas, chuchas o zarigüeyas, en fin, muchos otros alimentos y depende de la región y la cultura, pues bien ¿por qué juzgar la gastronomía de cada región? Jair miró a la profesora con lágrimas y le dijo profesora disculpe. Ella respondió: – No mi niño, no eres a mí a quién debes pedir disculpas, sino a Minling, y te invito a que te vuelvas un anfitrión y aprendas de toda la riqueza cultural de su patria, al igual tú enséñale las riquezas de este país y ambos pueden aprender, recuerda que se adquieren lazos gratificantes cuando se respeta la diferencia, cuando nos miramos con humanidad, sin importar la raza, el estatus, la profesión, la clase social, la religión, el género. Miró la profesora al grupo y les dijo niños esto no es solo para Jair esto es un aprendizaje para todos.
Sigue leyendo «Cuento sobre valores: Respeto»Cuentos sobre valores: Responsabilidad
El príncipe tirado en el piso llorando, tan profunda era su tristeza que no podía ni hablar claramente a su padre, este se encontraba parado frente a él, parecía una montaña inamovible esperando de su hijo respuestas, el Rey un hombre corpulento, con voz grave que tan solo al escucharlo ponía a temblar al más valiente, con rostro de afecto plano, todo su reinado temía, incluido su hijo, ¿Crées que voy a quedarme parado todo el día acá esperando tú respuesta? soy el hombre mas ocupado de todo este reinado, si tú no cumples con tus responsabilidades inmediatamente daré orden para que seas destituido, pero también debes tener claro que te irás del palacio, no tendrás nunca más un céntimo, vas a vivir como un habitante más y jamás volverás a vernos a tu madre y a mí, así seas mi hijo tengo un deber supremo por encima de ti y es el pueblo, sabes que no tengo otro heredero, los deberes son los deberes. Al escuchar esto el príncipe se quedó en silencio, seco sus lagrimas lentamente, se levantó despacio, apoyándose en un mueble, el joven un hombre de contextura delgada y frágil, con los ojos hinchados y rojos de llorar, suspiró y respiró buscando su equilibrio, le dijo: padre tienes toda la razón, deber es deber y mi único deber es conmigo, de acá en adelante seré responsable con la única existencia que me fue dada, buscaré lo que deseo y mi anhelo, ¡papá por favor respeta mi decisión y libérame de ese yugo que no deseo y siento que no es para mí! Con voz de súplica, el rey le dijo tajantemente ¡no! Está bien papá así me envíes al calabozo o a la misma guillotina no me coronaré como Rey, ya tomé la decisión y deseo ser pintor, puedes desheredarme. Ese mismo día el príncipe empacó su ropa y se fue a otra patria donde fue un pintor muy reconocido, a su padre jamás le volvió a ver, a su madre la veía a escondidas cada año, cuando el Rey murió no hubo un príncipe heredero que le sucediera, la reina declinó igualmente y el pueblo decidió a través de elección popular en nuevo mandatario, así quedó instaurando eligiendo uno cada cuatro años y la reina junto con su hijo se fueron a vivir juntos de forma libre y responsable.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Responsabilidad»Cuentos sobre valores: Tolerancia
La niña preguntaba a su padre en el avión camino a la casa de su abuela materna ¿en este avión lograremos tocar a Dios? Su padre decía: no hija mía, esta en otro plano diferente al nuestro, mucho más arriba de nosotros. ¿Entonces quien está con él? El padre la miró y dijo: mi madre, tu abuelita, quien tanto nos cuida. ¿Y allá también come platanito maduro que tanto le gustaba? Un señor que se encontraba atrás de la silla de la niña desesperado ante tantas preguntas le dijo en voz alta: sí, come plátano, platanito y platanón. Al escuchar eso la niña empezó a carcajearse y ella repetía preguntando ¿platanón?, sí, le decía el señor y también plátano y platanito, nuevamente ella reía a carcajadas, tanta era la risa que se ahogaba haciéndola toser. La niña preguntó a su papá ¿Papá tú comes platanito o platanón? Y la niña nuevamente reía, la gente alrededor al no poder contenerse por lo gracioso de la situación reía con ella, el papá le respondió hija como sólo plátano. ¿La niña respondió platanito no es tu amiguito y platanón es muy molestón y la niña volvía a reír cómo el mejor de los chistes, luego le dijo al señor en voz alta, señor ¿y usted que come? El señor la miró y dijo yo como platanón con chicharrón y la niña sin saber cómo era el señor físicamente le contestó por eso es tan gordiflón y todos reían a carcajadas y entre risa y risa en el avión, este aterrizó, el señor se dio cuenta que su impaciencia y enojo habían desaparecido, cuando se levantaron de las sillas para salir se miraron y el señor sonriendo le dijo a la niña: gracias por tu diversión, afuera en el aeropuerto mientras esperaban las maletas el señor veía padre e hija sonreír a carcajadas comprendió que cuando se tiene tolerancia esta se convierte en comprensión y amor.
Sigue leyendo «Cuentos sobre valores: Tolerancia»Story: TRUTH
Rosa was very angry with her son Luisito. The school had called her because he had stolen two reams of paper from the coordinator’s secretary. In the days before, there had been a series of thefts among the children in his class, and no one had taken responsibility. Luisito would occasionally show up at school with money and invite his classmates for snacks. When his mother asked him about it, he simply denied it. Upset by the situation, he argued that they had no right to blame him without evidence. The coordinator showed them a video where Luisito was caught stealing the paper. He immediately admitted to it but claimed it was the first time. The teacher tried to calm him down and make him understand that if he continued denying, he would never learn. She also reminded him that he was twelve years old but that when he turned fourteen, he would have to face legal consequences. The teacher added, «You’ve experienced the tale of the boy who cried wolf. No matter how much you say it wasn’t you, we no longer believe you.» Luisito received conditional enrollment, and his mother became vigilant about money at home. She took away his video games and cellphone for fifteen days. After this warning in Luisito’s class, no classmate lost their belongings again. One day, someone knocked on Luisito’s door. It was the shopkeeper to whom his mother owed money. Luisito peeked through the curtains, and when his mother asked who it was, he said it was the shopkeeper. She immediately told him to go out and say she wasn’t home, that she was out of town and would return in eight days. Luisito looked at her in surprise and said, «Mom, what’s the difference between what you’re doing and what I do? I’ve definitely learned lying from you. You come to demand or scold me when you have no authority.» Luisito’s mother lowered her head and went to open the door to the shopkeeper, telling him she could pay him in a week. Luisito’s mother apologized to him, acknowledging that he had indeed learned lying from her. From that day on, both of them learned their lesson and never lied again.
